mayo 1, 2019

Un acuerdo comercial que no quiere llegar

EL INVERSOR ESTÁ DESNUDO / OPINIÓN
Valencia Plaza

1/05/2019 – València. Llevamos semanas esperando un acuerdo comercial entre americanos y chinos. Lo cierto es que se preveía algún movimiento concreto a comienzos de abril, cuando la tregua sobre aranceles a priori tenía fecha de caducidad oficial a principios de marzo. Pero hasta la fecha no hay nada oficial, solo alusiones de que se está trabajando en la buena dirección. Estos mensajes provienen principalmente de la parte americana, los chinos se muestran bastante más escuetos en este sentido.

¿La reacción de los mercados de valores a todo esto? Pues de momento se muestran algo ‘desconectados’ sobre este asunto. Avanzando ya con algo de plomo en los pies, lo que por ahora aguanta la vela de las bolsas son los resultados empresariales y el hecho de que los bancos centrales hayan decidido volver a una política algo menos restrictiva. A todo ello podemos sumar los mensajes optimistas de la administración Trump de cara a un posible acuerdo comercial.

Lo que sí parece una evidencia es que Trump con este acuerdo no logrará su objetivo principal que es reducir el déficit de balanza comercial exterior. Si nos acogemos a una reciente recopilación de datos masiva por parte del FMI, los resultados no dejan lugar a duda: demuestran que aranceles influyen de manera poco significativa en déficits respectivo superávits en balanzas comerciales con el exterior. Relata el estudio que lo que más influye son factores macroeconómicos. Dicho esto, lo único que EE UU conseguirá es que su cuenta exterior con China en particular se vaya a equilibrar y que los chinos ya no podrán contar con la ‘barra libre’ a favor de sus propios intereses como ha sido el caso hasta fecha. Probablemente sea este último el objetivo real de todo el drama comercial al que estamos asistiendo.

Pero analicemos lo que significa que sean principalmente factores macroeconómicos los que más influyen en los déficits exteriores de los países. De hecho todos los países deberían tener como prioridad reducir este déficit ya que es un potente índice de salud económica. El mejor ejemplo es Alemania cuyo motor fundamental para la economía -y desde su reconstrucción- han sido las ventas al exterior.

Explicado de manera sencilla un déficit comercial con el exterior se produce cuando en un país se compra más de lo que en el mismo se produce. La falta de oferta o producto interno se debe en este caso compensar con la compra del servicio o producto en el exterior. Cuanto menos puede absorber un país la demanda interna, mayor es la necesidad de acudir al exterior y más aumenta así el déficit exterior de un país. En el caso de Estados Unidos hay una vertiente adicional que dificulta la reducción del déficit exterior en su conjunto: La mejora fiscal que inicio Trump solo hace aumentar todavía más la demanda interna en EE UU, lo que añade ‘gasolina’ a un incremento del déficit y no al revés, como pretenden conseguir.

Luego están los tan comentados aranceles, que provocan en primer lugar una reordenación de los circuitos comerciales (mientras no logras equiparar la oferta interna con la demanda en tu país). Dicho de otra manera, Estados Unidos en vez de comprar el producto o servicio que le falta a los chinos, lo compra de otros países pero no logra así ‘maquillar’ lo que en el fondo pretende. Además es importante saber que el incremento en aranceles descompone las cadenas de valor: por ejemplo empresas que de repente están obligadas a buscar nuevos proveedores debido al cambio en la estructura de precios y menor margen. O empresas obligadas a adaptar la cadena de producción a las nuevas circunstancias.

Efectos negativos sobre la productividad

Todo ello lleva a efectos negativos en la productividad de las empresas implicadas y más adelante, algo retrasado en el tiempo, a menor crecimiento de las economías afectadas. Es por ello que en un mundo globalizado la batalla comercial afecta no solo a los países peleados sino también a los que están expuestos a los circuitos comerciales más comunes.

¿Nos debe sorprender entonces que en Europa el crecimiento se haya ido estancando durante los últimos meses? No. En parte es consecuencia de lo antes comentado pero ojo: No es la única causa por la que Europa se ha ido ‘desinflando’, por lo que no pondría la mano en el fuego afirmando que los fantasmas de ‘bajo crecimiento’ desaparezcan del todo cuando americanos y chinos logren un acuerdo.

Artículo escrito por Christian Dürr, socio director de Ética Patrimonios EAF

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