Por supuesto que sí! Sin duda vale la pena apostar también por valores o activos que aportan algún tipo de impacto positivo a la sociedad o a nuestro entorno en general. Tome buena nota: Un reciente estudio de Morgan Stanley ha demostrado que en un periodo de 20 años este tipo de inversión supera en casi 4 puntos anuales de media a la rentabilidad de la inversión tradicional. ¡¡Esto es mucho!!
Lo que antes parecía una simple moda ahora ha dejado paso a una mayor sensibilidad y preocupación real sobre aspectos como la ética, la responsabilidad social o medioambiental y el buen gobierno a la hora de elegir una inversión. La rentabilidad económica sigue primando por supuesto pero esta comprobado que en el futuro este resultado económico ira fuertemente ligado al impacto positivo que logre crear dicha inversión en la sociedad, el medioambiente etc. Muy destacable me parece el hecho de que el cambio en la tendencia no viene únicamente impulsado por la demanda de los inversores jóvenes (Millennials) sino también por un cambio de mentalidad en los despachos de un cada vez mayor número de empresas. Firmas con modelos de negocios transparentes y que trabajan estrechamente con las autoridades mejoran progresivamente su imagen y logran así importantes ventajas competitivas!
El estudio de Morgan Stanley refuerza lo anteriormente mencionado: La diferencia entre las preferencias de los inversores futuros (Millennials) y los tradicionales es importante:
- El 80% de los ‘Millennials’ está interesado en invertir de manera sostenible frente a 55% de los inversores tradicionales
- el 78% de los ‘Millennials’ quiere que su inversión crea algún tipo de impacto positivo frente a 45% de los inversores tradicionales
En cuanto a los temas concretos que más interesan figuran la eficiencia energética, la salud y el bienestar, la gestión de residuos y la conservación del agua. Y como no podía ser de otra, existe un sinfín de productos financieros que dicen cubren todas o algunas de estas necesidades. Pero lo cierto es que hay que saber distinguir bien entre unos y otros porque los hay que llevan la etiqueta ‘sostenible’ o ‘ISR’ sin realmente serlo al cien por cien. El principal escollo es la falta de homogeneidad en los criterios aplicados y en la interpretación subjetiva de estos a la hora de seleccionar los distintos activos.
Para saber si un producto cumple como ‘inversión sostenible’ debo conocer en primer lugar los principios sobre la que toma referencia la inversión concreta. Como referencia principal aquí típicamente recomendaríamos la propuesta para la regulación de los ‘European Social Entrepreneurship Funds’ o ‘los principios de Naciones Unidas para la inversión responsable (UN-PRI)’. También es importante que tengamos claro los criterios valorativos que el producto utiliza y si existen criterios negativos o excluyentes con los que no me identifico:
- valorativo: Empresas cotizadas que una vez superado el análisis financiero acrediten buena nota en la incorporación de criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG)
- valorativo: Empresas cotizadas en los que se identifica un dialogo constructivo que trata mejorar su comportamiento ASG
- valorativo: Empresas cotizadas que incorporan en su análisis financiero tradicional los criterios ASG de manera natural
- activo excluyente: fabricación y distribución de armamento
- activo excluyente: vulneración de derechos humanos fundamentales
- activo excluyente: explotación infantil
- activo excluyente: contaminación medioambiental
Estos solo son algunos de los criterios valorativos o excluyentes que un producto financiero de inversión sostenible debería utilizar en su día a día. ETICA Patrimonios EAFI, como pionera que es, se ha propuesto poner en práctica los requisitos arriba comentados y asesorar de esta manera a un vehículo de inversión ‘sostenible’ autentico que estará a disposición de los inversores minoristas como también institucionales. Pronto tendremos el placer de poder anunciarlo!
Christian Dürr, Responsable Asesoramiento Patrimonial en ETICA Patrimonios EAFI