Recientemente, la Comisión Europea ha publicado la Directiva 2022/2464 sobre el reporte de sostenibilidad corporativa, estableciendo las directrices y el primer conjunto de Normas Europeas de Estándares para la Elaboración de los nuevos Informes de Sostenibilidad (ESRS). Y es que, lo cierto es que, tras una primera avalancha de reportes no financieros y memorias de sostenibilidad con contenido dispar o heterogéneo, surge la necesidad de homogeneizar los criterios e indicadores que las empresas deben utilizar para comunicar su desempeño en la materia.
Así, la Directiva 2022/2464, que entró en vigor el pasado 5 de junio de 2023, tiene como propósito actualizar las normas relacionadas con la información ambiental, social y de gobernanza (ESG) que las organizaciones deben reportar.
En concreto, este nuevo ESRS:
– Introduce un nuevo concepto de materialidad en el que todos los estándares, requisitos de divulgación y puntos de datos dentro de cada estándar estarán sujetos a una evaluación de materialidad por parte de la empresa, con excepción de los requisitos de especificados en las «Divulgaciones generales».
-Toma en consideración el tamaño de la empresa a efectos de seleccionar los indicadores sobre los que reportar. Por ejemplo, las empresas con menos de 750 empleados pueden omitir los datos de emisiones de gases de efecto invernadero del alcance 3 y los requisitos de divulgación especificados en el estándar sobre «fuerza laboral propia» en el primer año en que apliquen los estándares; así como los requisitos de divulgación especificados en los estándares sobre biodiversidad y trabajadores de la cadena de valor, comunidades afectadas y consumidores y usuarios finales en los primeros dos años en que apliquen los estándares.
-Valora la complejidad de la obtención del dato o periodo de transición para su aplicación, como por ejemplo con el cálculo de los efectos financieros anticipados relacionados con cuestiones medioambientales no relacionadas con el clima (contaminación, agua, biodiversidad y uso de recursos); y ciertos datos relacionados con su propia fuerza laboral (protección social, personas con discapacidad, salud laboral y equilibrio entre trabajo y vida personal), ofreciendo un plazo de un año de omisión/exoneración de la información a reportar.
-Distingue cierto contenido como voluntario (por ejemplo, planes de transición de biodiversidad y ciertos indicadores sobre «no empleados» en la propia fuerza laboral de la empresa), y/o flexibilidad con otro cierto contenido (por ejemplo, los efectos financieros derivados de los riesgos de sostenibilidad y la metodología a utilizar para el proceso de evaluación de la materialidad), a fin de garantizar una mejor coherencia con el marco legal de la UE, interoperabilidad con las iniciativas mundiales de establecimiento de normas (ISSB y GRI) y modificaciones editoriales y de presentación.
En cuanto al plazo de aplicación, la verdad es que es ajustado y se dispone de estrecho margen de maniobra, ya que algunas empresas deberán reportar (en 2025) sobre su desempeño del año fiscal 2024. Y esto tiene cierta complejidad ya que reportar sobre unos indicadores y criterios aún en fase de desarrollo y aprobación tiene su aquél.
Si bien las directrices y marco de la estrategia se define en el Pacto Verde Europeo, las organizaciones que deban realizar este reporte se tendrán que acoger a los ESRS, que fueron producto de recomendaciones desarrolladas por EFRAG (European Financial Reporting Advisory Group) en noviembre de 2022 y puestos a consideración de la #Comision Europea. En tanto en cuando se resuelva el periodo de consulta por el cual la Comisión Europea desea recoger la opinión de los distintos grupos de interés respecto a esta Directiva, y redactando un nuevo documento normativo, que deberá ser elevado al Parlamento Europeo y el Consejo Europeo para su aprobación.
¿Y por qué es importante esta consulta? Porque en ocasiones, la Comisión Europea, tras oír la opinión de los grupos de interés modifica sustancialmente los criterios establecidos como ocurrió por ejemplo, con la Directiva 2022/2464 cuya versión inicial de los ESRS era mucho más estricta y compleja que la actualmente publicada. Sin embargo, aún habrá que esperar hasta bien entrados en el segundo semestre de este año, para valorar el texto final que se presentará ante el Parlamento Europeo y el Consejo, para verificar qué se aprobará.
Así, en este entorno incierto y complejo, conviene estar planificar una estrategia en sostenibilidad que contemple los principales aspectos contenidos en el Pacto Verde Europeo a fin de anticiparse al tsunami normativo y regulatorio derivado de la trasposición del mismo y que sin duda afectará al sector empresarial.
Sabrina Femenía
Directora Ética Sostenibilidad