La inestabilidad política mundial se incrementa con la escalada de tensiones y la imposición de barreras comerciales. El viernes 6 de julio de 2018 probablemente entrará en los libros de historia por ser la fecha en la que oficialmente comenzó la ‘guerra comercial’ entre Estados Unidos y China… y sin saber hoy por hoy en que acabará y el daño colateral que producirá.
Después de varios capítulos escritos durante las últimas semanas con otros socios comerciales, hemos alcanzado un nuevo nivel de escalada con la imposición de aranceles por valor total de 34.000 millones de euros sobre productos chinos que desean entrar al mercado doméstico estadounidense. Como consecuencia China ya ha anunciado medidas en contra y de la misma envergadura.
También la Reserva Federal se ha pronunciado sobre estos últimos acontecimientos, advirtiendo su principal preocupación por el posible frenazo en nuevas inversiones que, por consecuencia, restarían impulso al crecimiento.
Así los efectos positivos de la última reforma fiscal estadounidense se verían esfumadas al menos en parte, lo que nos devolvería a un punto donde el sentimiento se vuelve más pragmático: o dicho de otra manera, un optimismo más moderado de cara a expectativas en cuanto a la situación económica global.
No ha de sorprender por tanto que los inversores estén asustados y que las bolsas se encuentren en un periodo donde el comportamiento es similar al de una montaña rusa. Ya sabemos que entrar en terreno ‘desconocido’ equivale a ‘incertidumbre’, la palabra que los inversores prefieren no tener que escuchar… y aprovecho para hacer una reflexión muy personal a esto: ¿Ese mundo nuestro en el que vivimos con todas las exigencias de adaptación y flexibilidad para nuevas situaciones no es un hervidero de incertidumbres per se?, ¿No será que al final las bolsas también se adaptan y que son un fiel espejo del mundo incierto que nos rodea en cada momento?
Lo cierto es que las reacciones de los inversores a las nuevas barreras comerciales impuestas tampoco han sido tan malas como se podía esperar. Ayudó que los datos macro que vienen por la parte económica siguen siendo buenos como por ejemplo la creación de nuevos empleos en Estados Unidos en la última lectura, a pesar de que la tasa de desempleo sufrió una ligera alza.
También es cierto que los mercados en junio han castigado mucho las valoraciones y probablemente anticipado el efecto de la escalada de tensiones. Para julio, por tanto, queda menos margen para ‘machacar’ y tiene pinta de que dentro de la montaña rusa en la que nos encontramos sea un mes algo más tranquilo.
Si lo analizamos fríamente los impactos económicos de los aranceles comerciales hoy por hoy no dan motivo para asustarse. Restarían algunas decimales en los crecimientos económicos, eso sí, pero no es el principal motor que ha provocado el ‘resfriado’ en las bolsas. El tema es cómo dar solución a una situación enrocada que parece ir completamente en contra de la filosofía de globalización a la que nuestros sistemas se han ido adaptando a lo largo de los últimos años. Este es el foco en el que se centran los inversores para definir el futuro comportamiento de las bolsas.
En busca de un bálsamo
Cualquier paso en dirección de mayor entendimiento entre los socios comerciales será un bálsamo para el sentimiento inversor y para los mercados financieros en general (aun si se mantienen aranceles ya impuestos) porque significara predisposición a ser más flexibles y la voluntad de adaptarse a las nuevas reglas. Lo contrario será mostrar poca voluntad y flexibilidad para encontrar soluciones y un enfriamiento poco deseable de las relaciones comerciales en un mundo que ha logrado estar extremadamente conectado entre sí.
Lo normal en el mundo empresarial es que al final se impone lo económicamente lógico, es decir, me adapto a las nuevas circunstancias para buscar dentro de estas limitaciones el mayor rendimiento posible. Apostaría porque al final en este episodio de los aranceles también será así. Lo que ocurre es que algunos de los implicados adoptan la estrategia del ‘todo o nada’ (Trump) y así, si te descuidas, el tiro también te puede salir por la culata. Y es esto lo que a los inversores les pone los pelos de punta: asumir tanto riesgo sin conocer el resultado que te va a dar.
- Christian Dürr | Responsable del Asesoramiento Patrimonial en Ética Patrimonios EAFI (CIO)
Chief Inv. Officer ETICA Patrimonios EAFI (Family Office & Wealth Management)
- Extracto del Artículo de Opinión publicado en el Valencia Plaza 11 julio 2018